BUDO
El Budo, la Vía de combate, como cualquier otra Vía auténtica, tiene como meta la regeneración del individuo. Pero ésta realización de sí mismo, sólo puede ser alcanzada por una lucha sin piedad contra los propios defectos, contra las propias debilidades, contra las propias ilusiones. Para vencer los obstáculos interiores hay que tener además la paciencia de acosarlos sin tregua y el coraje de enfrentarse a ellos. Orgullo, cobardía, impaciencia, dudas, todos ellos alimentados por la ilusión, son trampas temibles en las que muchos han caído. El sendero es largo, difícil y penoso. Una de las claves de la Vía es no desalentarse y perseverar, a pesar de todo, a pesar de uno mismo.
Budo es la Vía del combate. Designa el sendero abrupto que se plantea en el corazón de las artes marciales. La presencia del adversario exige la presencia de sí mismo en cada gesto, que es así una cuestión de vida o muerte. Un fallo en la concentración, un desequilibrio entre el cuerpo y el espíritu no perdonan en un combate real y representan un riesgo en los entrenamientos.
Rápidamente se descubre que el adversario más peligroso no hay que buscarlo en otra parte más que en sí mismo. La Vía del combate adquiere así un sentido diferente.
Fuente: Extracto de diferentes libros.