Martín Fernández, 7º Dan de Karate: «El karate enseña valores»
Después de recibir el reconocimiento del SéptimoDan, Martín Fernández hace un recorrido por su 35 años de práctica y enseñanza del karate.
¿Cómo se inicio en la práctica del karate?
Mi primer contacto con el karate fue allá por 1979 a través de un libro que cayó en mis manos, y que sobre todo trataba de la parte filosófica del karate-do, lo que más me cautivó. Más adelante, cuando cursaba octavo de EGB, mi amigo y compañero Honorio, tenía un libro de karate con fotografías y explicaciones muy detalladas, y en el local de otro amigo, Fernando, nos juntábamos los tres para practicar, sin saber muy bien lo que hacíamos, pero con mucha ilusión. Después, fui a ver las clases del gimnasio Samurai, y como al principio, mi padre no quería que me apuntase, tuve que estar varios meses ahorrando de mi escasa paga semanal, para poder pagar el primer mes, la matrícula y el karategi (uniforme). Al fin, en enero de 1980, empecé a entrenar con Hugo Angles. Cuando mi padre vio cuánto me apasionaba y que mi rendimiento escolar incluso mejoró, se hizo cargo del pago de las mensualidades. En este gimnasio tuve excelentes compañeros y amigos que aún conservo, como: Luis Vicente García, Antonio Osuna, José Luis Monge y los hermanos Gamito (Joaquín, Toni y Ángel). En esta época, también empezó a entrenar mi hermano, José Luis que después siguió bajo mi dirección llegando a conseguir el Segundo Dan. Guardo un especial recuerdo por haber sido el primer cinturón negro Primer Dan del Samurai en 1983, junto con Alfonso Iniesta, que obtuvo el cinturón negro infantil y tristemente falleció muy joven. El Primer Dan lo aprobé con tan solo tres años de práctica intensiva. Mis años de permanencia en el gimnasio Samurai fueron pocos, de 1980 hasta 1984, cuando dejé de entrenar allí debido a desavenencias personales con Hugo; aunque mantuve el contacto con mis amigos.
Cuenta que hubo dos acontecimientos en su vida que le marcaron profundamente.
Sin duda alguna, la parte más importante de mi vida de karateka fue cuando conocí al sensei Taiji Kase. Fue en un curso que impartió en Alicante en 1983; para mi fue un auténtico shock, me impactó, y él fue quien realmente me abrió los ojos al karate en todo su amplio sentido y al que realmente, considero mi maestro y referente. Tuve la inmensa suerte de aprender con él en más de 60 cursos en España, Francia, Andorra o cuando mi compañero Facundo Manzanares y yo lo traíamos a Albacete, desde 1983 hasta 2004, en el que lamentablemente falleció. Fue alumno directo del maestro Gichin Funakoshi (fundador del estilo Shotokan) y de su hijo Yoshitaka, el cual revolucionó este estilo de karate.
El otro hecho que tuvo una gran influencia en mi vida, es haber realizado el servicio militar (1987) en el Grupo de Operaciones Especiales, los famosos Boinas Verdes del Ejercito de Tierra. En aquel entonces yo era Segundo Dan y entrenador regional. Fui cabo instructor, por lo que los mandos delegaron en mí la responsabilidad de impartir las clases de defensa personal. Me hubiese gustado muchísimo hacer carrera militar, pero no lo hice porque pensé que no podría dedicarme con la misma intensidad a mi gran amor: el karate. Mi estancia en el GOE III me infundió valores y adquirí conocimientos que me han sido muy útiles en la vida.
¿Cuándo y dónde empezó a enseñar karate?
El primer gimnasio en que enseñé fue el Shaolin (1984), del que guardo maravillosos recuerdos y la amistad de los propietarios: Bernardo García (maestro de kung fu) y Amparo Prieto. En 1984, también obtuve el título de monitor de karate, y en 1985 aprobé el Segundo Dan y comencé a dar clases en el gimnasio Palas, cuyo director era Evaristo Cantos y del que también guardo un grato recuerdo. En el gimnasio Shaolin trabajé de 1984 al 2002, en el Palas de 1985 hasta 1993 y en las Escuelas Municipales de karate, de 1989 al 2010.
A lo largo de su carrera profesional ha obtenido muchos logros y éxitos, ¿Puede hablarnos de algunos de los más relevantes?
Uno de los años más completos, al menos en cuanto a titulaciones se refiere, fue 1989, ya que en dicho año hice triplete, obteniendo los títulos de Tercer Dan, de Entrenador Nacional y de Juez del Tribunal Nacional de Grados de la RFEK. El resto de mis grados fueron en los años 1994 (cuarto), 2000 (quinto), 2007 (sexto) y 2014 (séptimo). Éstos los aprobé tanto en los tribunales de la RFEK, como ante Taiji Kase. También fui director de la Escuela Regional de Técnicos de 1992 al 2002.
Actualmente, soy miembro de la KSK-Academy, que reúne a la mayor parte de los alumnos de Kase. En el ámbito deportivo, competí durante unos años, aunque sin demasiada motivación, porque me interesaban mucho más la faceta de arte marcial y la filosofía del karate. A pesar de ello, gané y estuve entre los tres primeros clasificados en muchos campeonatos regionales, pertenecí a la selección regional durante varios años y participé en bastantes campeonatos de España de kumite (combate). Fui medalla de plata de kumite y bronce en kata, en el Nacional AEKA de 1985.
En cuanto a mis alumnos, he formado 64 cinturones negros desde primer hasta quinto DAN. Por otro lado, me han publicado varios artículos y colaboraciones en revistas de artes marciales de lengua española e inglesa. Fui el traductor al castellano de la versión inglesa del libro Shôtôkan Karate Dictionary, del autor Schlatt.
¿Dónde enseña y tiene su grupo de alumnos actualmente?
Para hablar sobre ello me remonto al año 1993, cuando me ofrecieron trabajar en el gimnasio Fuji-Yama. En este gimnasio ya llevo 22 años y me siento como en mi casa, porque su director José Ángel González-Puértolas Cabezas, es una excelente persona y nos une una gran amistad. Es por eso, que el Fuji-Yama es el alma máter de mis alumnos y los hay con altos grados que están compartiendo conmigo el camino del karate-do durante más de 25 años.
He de destacar, sin desmerecer al resto, a Francisco Javier Jiménez Hoyos, Quinto Dan, el grado más alto de mis alumnos. Además, soy maestro de Educación Física y Primaria en el colegio Aristos. Enseñar karate y ser maestro de escuela tiene mucho en común, pues en definitiva se trata de formar personas y enseñar valores y no solo conocimientos.
¿Cómo ve el panorama de las artes marciales en Albacete?
En Albacete siempre ha habido muy buenos practicantes de karate pero, como ya dije, he trabajado más la parte marcial que la parte deportiva. Por eso quizá no hayamos tenido tanto renombre como otras artes marciales más volcadas en la competición.
La sociedad ha cambiado mucho y las nuevas generaciones huyen del esfuerzo, constancia y dedicación necesarios para convertirse en un verdadero budoka o practicante de artes marciales. Al principio, muchos alumnos solo buscan conseguir grados pero sin entregarse al máximo, incluso por orgullo les molestan las correcciones o que se les pida más dedicación. Pero, con paciencia trato de que se impliquen en el proceso de aprendizaje. En el caso de los niños es muy importante la colaboración entre maestros y padres.
Por último, ¿cuál ha sido su mayor alegría y su mayor decepción en el mundo del karate?
Lo que me hace más feliz es ver que mis alumnos sienten que el camino del karate forma parte de sus vidas y son capaces de conciliarlo y disfrutarlo. Por otro lado, me siento muy mal cuando alguien solo tiene interés en conseguir el cinturón negro y, una vez conseguido, abandona. Estas personas realmente no han llegado a comprender que el cinturón negro no es la meta sino el comienzo. También es lamentable la actitud de aquellos, que sin practicar en serio o haciéndolo esporádicamente, se plantean examinarse. Por suerte estos casos no son frecuentes, pero ellos deberían saber que el tiempo de inactividad no cuenta ni como experiencia, ni como antigüedad; y por supuesto no les hace tener más solera. Otra cosa que me exaspera es la impuntualidad en las clases y la falta de etiqueta o saber estar.
Para terminar, quiero dar las gracias a mi familia por apoyarme siempre, a mis alumnos y compañeros, porque gracias a ellos he podido mejorar en muchos aspectos. Y especialmente, a aquellos que fueron mis ukes (quien actúa de oponente para demostrar una aplicación) en mis exámenes de grado: Facundo Manzanares, Javier Jiménez, Miguel Ángel Alcantud, Antonio Milla, Rafael Sánchez, Ángel Castillo, Francisco Camarasa y José Luis González (que me perdonen si he omitido a alguno.) Y también agradezco el apoyo y la excelente gestión de los presidentes de la federación regional (FCMK), Javier Pineño, y de la española (RFEK), Antonio Moreno, el que además fue mi alumno durante 12 años. Y como no, mi más sentido homenaje a mi maestro, el sensei Taiji Kase (1929-2004).