Entrevista al Sensei Taiji Kase 9º DAN de Karate-dô Shotokan Ryu
Por Martín Fernández Rincón
– Publicado por la revista internacional Cinturón Negro / Budo International en Febrero del 2.001 – Revista Año XII nº 132
– Publicado en Shotokan Karate Magazine Issue 69 Nov 2001
© Albacete 2.000
Introducción.
En primer lugar queremos dar las gracias al Sensei Taiji Kase, pues sabemos que, tras su problema cardíaco, lo más fácil para él hubiese sido dejar de impartir cursos por todo el mundo. Sin embargo, aquellos que en el mes de febrero en París asistimos al primero de sus cursos, tras su convalecencia, pudimos confirmar lo que ya sabíamos de antemano, -el Sensei Kase tiene una gran determinación y mucho por enseñar todavía.
La entrevista que van a leer a continuación fue realizada el día 27 de julio del 2000 en el Curso Internacional del Principado de Andorra. En este curso y durante cinco días pudimos compartir sus enseñanzas karatekas de los siguientes países: Alemania, Andorra, Australia, Bélgica, España, Francia, Grecia, Holanda, Inglaterra, Luxemburgo, Marruecos, Portugal, Sudáfrica y Suecia entre otros.
M.F.: ¿Podría hablarnos de cómo ha afrontado la práctica del Karate tras su enfermedad?.
T.K.: Una vez pasada la peor parte de la reanimación del infarto, tuve una gran sorpresa, ya que los doctores me dijeron que tenía mucha agua acumulada en los pulmones. Y ellos no se lo explicaban, pues decían que tenía que haberse acumulado durante muchos años y lo hubiera notado, sin embargo yo nunca había tenido un problema serio de salud.
En cuanto a mi recuperación, fue muy importante recordar la experiencia de Yoshitaka Funakoshi, el cual, aunque estaba enfermo, y en la cama durante la mayor parte del día, al llegar la noche se ponía el Karate-gi y estaba fuerte y dinámico como si nada le ocurriera. Por ello, en mi recuperación me acordaba de esto y decidí aceptar el reto de demostrar que con el Karate se puede superar problemas, incluso los problemas de salud. Todo ello, a pesar de que los doctores me indicaron que era mejor dejar la práctica y enseñanza del Karate y abandonarlo todo por completo. En mi convalecencia también recordaba la experiencia del Sensei Egami, otro de mis Seniors, del cual también recibí clases. El Sensei Egami, igualmente, estuvo muy enfermo y sufrió varias intervenciones quirúrgicas por lo que, entre otras cosas, respiraba con gran dificultad. Sin embargo, cuando daba clases con su asistente el Sensei Takagi, Egami se recuperaba por momentos respirando de una forma especial y entonces decía: “Ok. ahora os voy a enseñar,” y les dejaba atacar, haciéndoles unas defensas y contraataques muy rápidos y sobre todo muy contundentes. Al instante estaba otra vez respirando mal y al cabo de un rato se recuperaba y decía: “Ok. ahora os voy a enseñar como se hace un Tsuki”, se colocaba y hacía un Tsuki magnifico. Es por esto que decidí aprender de mis Seniors y poner a prueba lo mismo, es decir, aunque no pueda estar siempre bien, el poder explosivo lo puedo mantener durante cortos espacios de tiempo para luego recuperarme y así sucesivamente.
M.F.: ¿Cuáles fueron sus maestros de Karate o instructores de los que recibió clases?
T.K.: Nosotros éramos miembros del Shotokan-Dojo y oficialmente el Shihan (maestro de más alto grado) era Funakoshi Gichin y el segundo Shihan Funakoshi Yoshitaka (su hijo). Otro de los instructores de los que más clases recibí era Hironishi Genshin. Pero, además asistíamos a las clases de Karate de la Universidad. La Universidad invitaba una vez por semana y de manera oficial a diferentes instructores como: Funakoshi Gichin, Yoshitaka, Hironishi, Kawata, Okuyama, Hayashi, Uemura, Kubota y otros. Por tanto, la enseñanza no es como normalmente se entiende, sino que nosotros recibíamos influencias de varios instructores. Por lo menos, una vez a la semana teníamos un instructor invitado en la Universidad de Senshu.
M.F.: Usted nos ha hablado mucho del Sensei Okuyama Tadao, el cual tenemos entendido que era y es (pues aún vive) una persona muy especial. Háblenos de él y de por qué le tiene en tanta estima.
T.K.: Para hablar del Sensei Okuyama me remontaré a cuando las cinco Universidades de Shotokan realizaban sus exámenes de DAN (nivel) juntas. En estos exámenes se realizaba Kata, Kihon y Kihon-Kumite y los instructores Seniors daban sus puntuaciones para calificarlos. Los aspirantes a examen hacían Kumite entre ellos, pero después del examen era costumbre que alguno de los Senior hiciera Kumite (combate) con los aspirantes. Y ahí, fue donde el Sensei Okuyama apareció y tengo un recuerdo impresionante, porque atacaba con más velocidad y contundencia que los demás y los aspirantes a examen no podían ni reaccionar, no había forma de defender al Sensei Okuyama, cuando queríamos reaccionar ya lo teníamos encima con su puño en nuestra cara. Y todo el mundo se quedaba alucinado de su impresionante nivel. Ah, en cuanto a los examenes de DAN al término de la 2ª Guerra Mundial los primeros en examinarnos de SANDAN (3er Dan) fuimos Shimamura, Jotaru Takagi y yo, el primer examen que hacíamos Kumite entre nosotros. En este examen Motokuni Sugiura que hoy día es Instructor Jefe de J.K.A./World Federation aprobó el SHODAN (1er Dan).
M.F.: ¿Puede explicar a los lectores por qué Yoshitaka Funakoshi influyó tanto en la evolución del Karate Shotokan?
T.K.: Cuando me inicié en la práctica del Karate nuestros Seniors nos explicaban que el Sensei Funakoshi Gichin fue el pionero del Karate. Pero, también, nos decían que la gran evolución, revolución y desarrollo del mismo fue llevada a cabo por su hijo Yoshitaka, él hizo un Karate más rápido, más fuerte y dinámico. El Sensei Yoshitaka buscaba la realidad, la eficacia, si realmente las técnicas funcionaban contra los ataques. Pero lo importante que hay que comprender es que la gran evolución del Karate que trajo el Sensei Funakoshi Gichin de Okinawa hasta llegar al Karate que hacía el Sensei Yoshitaka, fue posible gracias al concepto de O-Waza (técnica de largo distancia), con la máxima velocidad y potencia. Sin embargo no hemos de quedarnos en este concepto, pues lo realmente importante es dominar el O-waza para llegar a ser eficaces en Ko-waza (técnica de corta distancia). El mismo Gichin Funakoshi llegó a expresar que Seite (cuando un brazo defiende y el otro contraataca) es importante, pero más todavía lo es el trabajo de Hente (defensa y contraataque con el mismo brazo) y Hente está directamente relacionado con la práctica de Ko-Waza.
Por lo anteriormente expuesto, se hace especialmente importante comprender el concepto de O-waza y cómo fue históricamente. Imaginemos que el desarrollo de un Tsuki sobre una distancia de un metro tardaba un tiempo “X”. Pues, lo que hacia el Sensei Yoshitaka era aumentar la distancia progresivamente por ejemplo dos o tres metros tratando de utilizar el mismo tiempo. Y por lo tanto conseguir mucha más eficacia, de ahí surgió la importancia de la posición de Fudo-Dachi. En los tiempos de guerra los antiguos Samuráis daban mucha importancia a los movimientos realizados en Ko-Waza (técnicas de corto recorrido) buscando la inmediatez de la acción, pues se jugaban la vida en la distancia corta. Después en tiempos de paz, se fueron ampliando progresivamente los recorridos de las técnicas centrándose más en el trabajo de O-Waza (largo recorrido) como sistema de entrenamiento. Por ejemplo, en Kendô se realizaban técnicas de amplio recorrido con el fin de desarrollar más los miembros y fortalecer el cuerpo, es decir, como entrenamiento. Sin embargo, este sistema de entrenamiento bien utilizado sirve para preparar la musculatura y después poder practicar en Ko-Waza con efectividad. En cuanto al trabajo de las posiciones la especialidad de Funakoshi (padre) era el Kiba-Dachi y Yoshitaka lo observó, y fruto de sus experimentaciones surgió la posición de Fudo-Dachi porque él basaba su método en las técnicas explosivas y de gran recorrido. Por este motivo, creó la posición de Fudo-Dachi. Pues este tipo de técnicas realizadas desde posiciones como Zenkutsu-Dachi pierden gran parte de su eficacia. Lo mismo ocurre con los diferentes tipos de desplazamientos, desde Fudo-Dachi podemos desplazarnos y cambiar de dirección con la máxima velocidad y estabilidad lo cual no ocurre con otras posiciones. Un ejemplo claro de la búsqueda de mayor distancia y profundidad en el avance de un Tsuki lo tenemos en la secuencia técnica de: “Fumi Komi – Soe Ashi ; Gedan Tsuki – Soto Uke” del Kata Empi.
M.F.: ¿Cuándo vio usted a Yoshitaka Funakoshi por primera vez?
T.K.: Fue en el año 1944, aunque las clases para principiantes eran normalmente impartidas por el Sensei Hironishi. Un día la clase la dio un Sensei diferente, al cual yo no conocía, ni sabía quién era, y cuando pregunté me dijeron que era Waka Sensei (el joven Sensei) el hijo de Gichin Funakoshi. En esta clase, Yoshitaka Sensei nos enseñó cómo hacer Mae-Geri despacio y sin bajar la pierna al suelo hacer Yoko-geri y sin recoger el Yoko-Geri hacer Mawashi-Geri. Seguidamente nos dijo: “ahora os mostraré como lo hacemos normalmente”, e hizo las tres patadas tan rápidamente y tan fuerte que aún recuerdo ver la luz blanca del pantalón del Karate-gi y un ruido seco, como el de una tormenta, todos nos quedamos impresionados. Cuando nuestros Seniors nos enseñaban Kata, ellos nos contaban que, cuando Yoshitaka Funakoshi hacía Kata, los que le veían percibían una sensación especial, la tremenda impresión de un peligro inminente. Y nos decían que así era como había que hacer los Katas. De forma que los que observan deben percibir y notar algo, sentir una vibración de nuestra fuerza interior y determinación. Si los que observan no sienten nada, el Kata no está bien realizado, es un Kata forma “gimnasia o baile”.
M.F.: En sus cursos siempre nos habla de la importancia de la respiración y del Hara. ¿Puede hablarnos sobre ello?.
T.K.: La importancia de Hara (punto situado a unos tres centímetros por debajo del ombligo) en el Budô tiene dos orígenes, por un lado está la meditación Zen. En el Zen se descubrió que después de la respiración ordinaria o pectoral, a nivel de los pulmones, había un método para bajar el aire mediante la respiración hacia el centro del cuerpo, hasta el Hara. Esto daba una mayor estabilidad y más facilidad para controlar el interior del cuerpo, los movimientos mejoraban notablemente. Por otro lado, estaban los Samuráis, y algunos experimentaron que, si en lugar de utilizar la fuerza muscular de los hombros, se utilizaba un asentamiento más hacia abajo, es decir, hacia el Hara, las técnicas eran más eficaces y con más posibilidades de tener éxito. Y como ya existía el Kendo, Ju-Jutsu, etc. en Japón como artes del Budô, poco a poco también se consiguió este camino en el Karate-do. Para ello, se utilizó la respiración de esta forma: comprimir el aire hacia el Hara, mantenerlo ahí comprimido y utilizar esta energía extra en forma de fuerza explosiva para la realización de las técnicas. Respirar correctamente hacia el Hara y hacer esta compresión, permite generar fuerza explosiva imprescindible por ejemplo, en los Sambon-Tsuki, Sandan-Tsuki, o los trabajos en Hente (técnicas seguidas con el mismo brazo), los cuales no se podrían realizar con efectividad con una respiración a nivel del pecho, ni con la fuerza muscular de los hombros. La máxima eficacia sólo es posible con la fuerza explosiva que genera la respiración, el asentamiento y la compresión en el Hara.
M.F.: En alguna ocasión nos ha hablado de conceptos importantísimos, y a su vez desconocidos, como el TOATE. Puede darnos una sencilla explicación del mismo.
T.K.: TOATE, significa tocar sin tocar físicamente, un ejemplo para iniciarse en esta capacidad es: cuando bloqueamos al atacante contundentemente con mucha energía , en el inicio del ataque y durante muchas veces, repeticiones y repeticiones, con gran concentración y la respiración adecuada. Luego, una de las veces no se le bloquea, pero él si percibe como si le hubiéramos bloqueado y no ataca, se queda indeciso. Esto es un ejemplo de iniciación en lo que se llama TOATE, pero después hay mucho más y solamente muy pocos como el Sensei Egami o Yoshitaka llegaron a profundizar en este aspecto. Referente a este aspecto del TOATE, a un nivel muy superior, en alguna ocasión nos ha contado que en la antigüedad algunos maestros de Budô o Samuráis eran capaces de paralizar a pequeños pájaros o murciélagos sin tocarlos. Simplemente dirigían su intención hacia ellos y enfocándolos con su mirada, respiración o Kiai lograban paralizarlos por un momento justo lo suficiente para poder ensartarlos con su lanza.
M.F.: ¿Qué aspectos de la práctica del Budô resaltaría usted por ser de gran relevancia?
T.K.: Uno de los aspectos más importantes en la práctica de cualquier arte del Budô son las repeticiones de técnicas o combinaciones. Pero, éstas no deben realizarse de cualquier forma, por ejemplo cuando alguien repite muchas veces una determinada técnica o movimiento, como 500 – 1000 ó 10.000 repeticiones de TSUKI (golpe directo de puño), debe mirar hacia adentro y percibir sus sensaciones, pues seguramente sólo dos o tres de los Tsuki han sido correctos (velocidad, potencia, asentamiento), en resumen eficaces. Y sólo estas dos o tres repeticiones son las importantes, las que debemos recordar. Por ello, hay que estar muy receptivos y así sentir el momento en el que ha salido bien, mirar hacia dentro y grabar esa sensación en la mente y el cuerpo. Luego hay que preguntarse: ¿por qué en este momento me ha salido mejor que otras veces?. Y este es el salto de lo cuantitativo (cantidad) a lo cualitativo (calidad), esto es lo verdaderamente importante en el proceso de aprendizaje, -como pasar de un nivel a otro. La próxima vez que practiques esa u otra técnica debes intentar recordar esas sensaciones para que en sucesivas ocasiones las técnicas sean realizadas con esta sensación. De esta forma, a lo mejor con tan sólo 100 repeticiones ya salen dos o tres bien. Y así, cada vez se avanza más rápido y puedes trasladar las sensaciones correctas y buenas a mayor número de técnicas. Esta es una de las claves para avanzar, lo que no es suficiente es realizar durante 30 – 40 ó 50 años siempre el mismo entrenamiento, miles de repeticiones sin percibir o darse cuenta de qué está pasando dentro de nuestro cuerpo, sin mejorar la calidad de nuestras técnicas y confiando exclusivamente en las repeticiones. Esto no es suficiente, hay que buscar cuál ha sido la técnica correcta, cómo la has sentido y trabajar con esa sensación.
M.F.: ¿Cree usted que el Karate-dô o el Budô en general tienen algunos componentes misteriosos o sólo asequibles a unos pocos?.
T.K.: No, lo que ocurre es que en la práctica correcta del Budô hay que recorrer un camino muy largo. En el cual yo mismo he llegado a muchas cosas, mientras que de otras siento que estoy cerca, las noto, pero aún no he llegado. Por este motivo, cualquier persona puede avanzar en Budô, siempre y cuando siga el camino correcto para pasar de un nivel al siguiente. Esto es realmente lo que marca la diferencia entre unos y otros practicantes. Pues, lo realmente importante no son los años de práctica, sino la práctica correcta durante esos años. Ésta es la única forma de progresar hacia un Karate más avanzado. Por ello, cuando me preguntan que por qué practicamos tantas técnicas de ataque, tantas veces y cada vez más fuerte, respondo que el motivo es porque experimentando con las sensaciones en los ataques y buscando cada vez más contundencia, nos permite hacer cada vez nuestras defensas más fuertes. Esto es debido a que, cuando nosotros conseguimos un ataque más fuerte, a la vez y con sinceridad hemos de preguntarnos si podríamos bloquear un ataque así de rápido y contundente.
M.F.: Por último, ¿Qué consejo nos daría a todos los Karatekas?.
T.K.: Mi consejo para los practicantes de Karate-dô es muy sencillo, y es que hay que fijarse bien en lo que dijo Gichin Funakoshi “Karate Ni Sente Nashi” (En Karate no existe primer ataque), y este concepto hay que comprenderlo de una manera muy profunda. Tanto a nivel mental como técnico. Hay que hacer que el posible agresor comprenda mentalmente que es mejor para él que no ataque, que lo sienta y acepte. Éste es el verdadero sentido de la máxima “Karate Ni Sente Nashi” -que el oponente desista de su primer ataque y así no se produce la agresión.
Y para terminar esta entrevista, aunque podría ser eterna pues tengo cantidad de preguntas que guardo para otra ocasión, decirle que le estamos inmensamente agradecidos porque, para innumerables personas en todo el mundo, entre las que me incluyo, usted lo ha sido todo en Karate-dô. Por su calidad, tanto técnica como humana. Hasta el punto de que cuántos de nosotros al conocerlo a usted descubrimos nuestro ideal en este bello arte y nuestro –Dô, camino en la vida.